Reflexiones a partir de la lectura del ensayo para la resistencia “Desobediencia Civil” de Henry David Thoreau.
Por Alfonzo Torrega.

Sobre la mesa se pone a diálogo  ¿es acaso el mal del puerco quien visita la hermosa velada? y poniéndome desobediente, pongo sobre la mesa la cuestión, alguien sabe ¿por qué le decimos mal del puerco? El silencio como respuesta, uno que otro vacile sobre referencias animales.

Me lleva unas horas después, cuando aquel mal deja de aquejarme, bajo la lectura del ensayo para la resistencia denominado “Desobediencia Civil” de Henry David Thoreau, que mi lado desobediente ponga sobre un buscador en internet dicha cuestión.
Aparecen muchas referencias, mitos, realidades, al final respuestas. Unas con sentido y otras sin el mínimo empacho de mentira. A este mal descubro inmediatamente que se le llama también “la marea alcalina” , “sueño postprandial” etc .
La referencia al cerdo en esta frase se cree es por la similitud de este fenómeno en los puercos que al comer grandes cantidades de alimento se entregan al sueño.

Pero esta mezcla extraña entre la lectura, comida, referencia al puerco, así como a cierta música de fondo de Silvio Rodríguez , en especial “Sueño con Serpientes” que arranca con la frase “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero hay los que luchan toda la vida , esos son los imprescindibles” del dramaturgo alemán Bertolt Brecht inmediatamente me obliga a escribir estas líneas.

Pues que no hay peor mal del puerco de aquel que se entrega a las ligas de la corrupción, y siendo en aparente vivencia como lo hace la canción de Silvio Rodríguez antes mencionada, acompaño esta idea con la flagrante idea que encuentro entre mis manos, es esa idea que me sugiere recitar frases del ensayo de desobediencia civil, “no hay mejor gobierno que el que no gobierna”, “hay muy poca virtud en los acto de las masas” “transformemos nuestras vidas en una fricción que detenga la maquinaria” “lo que se hace bien una vez, se hace para siempre” … así podría seguir con frases que alimentan ir en contra del “mal del puerco social”.

El minimalista o el pobre tienen mucho en común, la escasez, la diferencia es el origen, la voluntad en aquel estado.
El mal del puerco social no distingue, lo bueno, lo malo, al final el exceso resulta en aletargamiento social, se detiene la cultura, el estudio, la propia vida.
No debiera entregarse nadie al exceso entonces. Pero aquel que distingue el bien y el mal , y aún así elige la daga, vale la pena desgastar al hermoso animal y asignarle la tilde de “el puerco” y siempre acompañado de “el mal”, pues no hay bienestar (por aparente que sea) detrás del mal.

Por estas reflexiones se entiende, vale la pena ser un rebelde pacifista, ya el mismo Martin Luther King y Mohandas K. Gandhi alinearon e influyeron sus protestas detrás de las líneas del ensayo para la resistencia de Thoreau. Entre menos males (del puerco) y mejor hagamos las cosas, responderemos mejor en la construcción de un estado de individuos y no de masas.