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¡Hasta donde tope! Un análisis de las frases que esconde la escalada del conflicto. 
15 noviembre, 2022
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Por Alfonzo Torrega.

 Para mejor referencia práctica de lo que significa la escalada del conflicto recomiendo ampliamente ver la película libanesa titulada “El Insulto” dirigida por Ziad Doueiri disponible en la plataforma YouTube. 

El transitar por un conflicto nos puede llevar a tres niveles de balance de éxito en el tratamiento del mismo, una primera etapa donde es posible obtener un “ganar-ganar”; una segunda etapa donde nos encontramos la fórmula “ganar-perder”; para concluir en el máximo nivel de escalada del conflicto concluyendo con un “perder-perder”. En cada uno de estos niveles vemos un incremento progresivo de intensidad en las acciones-reacciones de las partes involucradas. 

Dicho lo anterior vayamos a una referencia vivencial que he tenido como operador jurídico y mediador para reconocer que detrás de algunas frases se siente o se puede predecir el ascenso de la intensidad del conflicto.  Iniciamos en asuntos de índole laboral, familiar y civil; donde la primera frase ante la imposibilidad de obtener un acuerdo los participantes del conflicto de forma directa se resume en la frase:

 ¡Hasta donde tope!

 Esta frase, con regularidad, esconde fuertes emociones, que visualizan desde los inicios la posibilidad de un interminable problema. En el mejor de los casos la frase se delimita por los procesos legales (juicios, denuncias penales, etc), pero en sí misma la frase esconde la posibilidad de utilizar cualquier herramienta para ampliar el camino de la justicia. 

 La frase con regularidad se extiende a sus abogados, quienes aleccionados en facultades de proceso judicial (para mejor referencia recomiendo leer a Raúl Calvo Soler en su libro el Mapeo del Conflicto de editorial Gedisa, o acaso acudir a una de sus charlas, recientemente estuvo en Guadalajara con la platica Justicia Restaurativa y Mapeo del Conflicto), reiteran que el andar procesal, no tiene tope; o al menos han sido instruidos para amplificar los caminos procesales hasta donde su cliente este dispuesto a pagar. 

 Cabe señalar que esta frase la pude escuchar al iniciar de un proceso que inició hace 6 años y al concluir recientemente, por confidencialidad de las partes omito sus nombres, pero a fines de ficción llamémosles Roberto y Alejandra, ninguna de las partes obtuvo lo que quiso en sentencia.

En conclusión, llegaron hasta donde topó el proceso, cumplieron sus promesas ambas partes y sus abogados, para obtener menos de lo que se habían ofrecido seis años atrás cada uno de ellos, perdieron ellos, sus abogados y el sistema judicial mexicano. Eso sí cada uno alegó en su defensa, corrupción del sistema, ineptitud de los asesores, indebida diligencia, etc. 

Ahí la gran enseñanza que la frase Hasta donde tope, puede significar todo, menos ganar-ganar.

La siguiente frase tiene que ver con la incomunicación durante los juicios y es la siguiente:

 ¡Mi cliente no quiere, ni tiene de qué hablar con tu cliente!

 En esta frase se esconde el secuestro de la voz de los clientes por parte de sus asesores jurídicos. Aparentemente decir la verdad es lo menos indicado, se escucha en las salas de los juzgados .- Lo que diga mi abogado.

Y cuando “lo que diga mi abogado” no es lo que quieren decir los interesados en el conflicto, inicia el secuestro desbocado de la voz de la verdad.

A menudo, durante un juicio, las únicas ocasiones que se vuelven a encontrar los interesados en el problema (actor y demandado) es durante la etapa dispuesta para sus confesiones (confesionales) o declaraciones (declaraciones de parte). De ahí las dimensiones del alcance que puede tener el secuestro de la voz de los patrocinados. Todo mensaje es interpretado por sus operadores jurídicos: un simple escrito presentado dentro del expediente, puede ser interpretado por los abogados como una amenaza, injuria, deseo de dañar, estrategia de impago, etc.

Y así es como llega el mensaje a sus clientes, quienes sin voz, terminan por tragar sin digerir las verdaderas dimensiones de lo presentado por la otra parte.

Es así que sin voz, lo que si es seguro es que escalaran el conflicto hasta que el silencio e incomunicación sea tan avanzado, que las partes olviden la voz del otro, y se sirvan de comentarios o acciones de hace años para interpretar lo qué pasa en las sedes judiciales. 

Y viviendo aun más intenso en el conflicto, escuchamos la frase: 

¡Cueste lo que cueste!

 Con regularidad, esta frase consigue que las propuestas de servicios de los abogados, escondan las verdaderas ganancias. Ocasiona que los participantes del conflicto, pierdan más de lo que vale su problema, llegando rápidamente al nivel “perder-perder”. Dádivas, Gastos Indirectos, Gestiones indebidas, etc. Arroja de inmediato el mensaje de conseguir a como dé lugar un resultado inmediato, que de inmediato no tendrá nada. 

Al final todo juicio tiene etapas, cada etapa por sí misma le cuesta al sistema de impartición de justicia del país o del estado donde se tramite, entonces tampoco interesa lo que cueste tramitar juicios, por ejemplo: por fotoinfracciones, alcoholemia, multas viales, etc. Que en sí mismas son sanciones al mal actuar, tal como pasarse un semáforo en rojo, conducir a exceso de velocidad, o bajo los influjos del alcohol.

En esas dimensiones juega la frase “cueste lo que cueste”, interpretada como: -en fin si puedo obtener se nulifiquen multas que sancionaron mi mal actuar, qué mas da, sigo actuando como se me de la gana. Esta frase esconde en sí misma una vivencia en el conflicto y en la negación de vivir en paz con la comunidad. 

En conclusión, es fácil que de un insulto lleguemos a la guerra, de dejarnos de hablar empecemos a necesitar malos interpretes (abogados perros, abogados violentos, abogados tramposos), de una nulidad de una fotoinfracción lleguemos a un accidente vial futuro. Nunca se sabe hasta donde topa el conflicto, pudiere transitar generaciones completas para conocer ese “tope”, para eso véase los conflictos en los trámites hereditarios.

 Por lo tanto  te invito lector a saber que un buen arreglo es mejor que un mal juicio, que es difícil regresar a niveles de “ganar-ganar” cuando llegamos a la intensidad del conflicto donde todo es “perder-perder” y al final deseo te lleves el mensaje que vivir en paz tiene sus recompensas a largo plazo, pero vale la pena. Transformemos las frases mencionadas por frases como: “Por qué llegar tan lejos si podemos arreglarlo hoy”,   “Hablemos seguro tiene solución”, “Cuánto vale mi paz, mejor solucionemos hoy”. 

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